Un reciente estudio señala que la extracción de este importante producto podría generar ganancias anuales de US$1.118 millones para Chile.
Uno de los metales más preciados de los últimos tiempos se encuentra en grandes proporciones en Sudamérica, para ser más exactos, en Chile. Se trata del cobalto, también conocido como oro azul, que es empleado para la fabricación de baterías de litio y permite que tengan una mayor durabilidad, menor tamaño, y evita que estos se sobrecalienten.
De acuerdo con un reciente estudio, Chile cuenta tiene la posibilidad de convertirse en el segundo mayor productor de cobalto en todo el mundo, puesto que anualmente se podría extraer cerca de 15.000 toneladas. En este sentido, la investigación de Brian Townley, del Centro Avanzado de Tecnología para la Minería de la Universidad de Chile, apunta que el país sureño podría posicionarse solo por detrás de la República Democrática del Congo, que en 2022 extrajo 145.000 toneladas.
Este proceso no solo sería beneficioso para la economía de la nación gobernada por Gabriel Boric, sino que la manera en que se ha propuesto su extracción permitirá obtenerla de manera limpia, con menor impacto ambiental y costos de producción más bajos.
¿Cuál es la novedosa forma de extracción del oro azul que se busca aplicar en Chile?
Ante la inminente demanda de cobalto, que podría alcanzar un aumento mundial de 207% entre 2022 y 2050, se ha presentado un proyecto de biominería, el cual busca obtener este metal mediante la biolixiviación, método que usa microorganismos para solubilizar minerales como la pirita, a la que se encuentra asociado el cobalto en relaves.
Un informe del medio chileno La Tercera indica que la producción de esta forma «reducirá el riesgo ambiental que hoy representan los depósitos de relaves mineros, 86% de los cuales está abandonado o inactivo». Esta afirmación se basa en un reporte del 2022 de Sernageomin. Por otro lado, se estima que una tonelada de cobalto podría generar hasta US$44.700. En un año podría significar cerca de US$1.118 millones.
FUENTE: La República