«La minería, cuando se le permite trabajar, ofrece el respaldo necesario para que el Perú se convierta en un país exportador, con inversiones significativas y generación de empleo», señala Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingeniero de Minas del Perú.
Desde el año pasado, diversas personalidades políticas han subrayado la relevancia de la industria minera en este 2024. En este contexto, empresas, como Hochschild Mining, se destacan por su buen desempeño. Los indicadores de producción hablan por sí solos: 82,251 onzas equivalentes de oro o 6.8 millones de onzas equivalentes de plata en el último trimestre, superando discretamente la producción del trimestre anterior, pone de manifiesto la solidez inherente de las operaciones de la empresa en un escenario minero dinámico.
El éxito se atribuye a un rendimiento mejorado de la mina de oro y plata Inmaculada en Ayacucho. Si observamos el acumulado del año, Inmaculada entregó 203,849 onzas de oro equivalente, ligeramente por encima de la previsión revisada publicada en agosto.
La minería, cuando se le permite trabajar, ofrece el respaldo necesario para que el Perú se convierta en un país exportador, con inversiones significativas y generación de empleo. Sin embargo, se requiere un respaldo sólido por parte del Estado, que permita que todo el país se beneficie de las oportunidades que el sector puede proporcionar.
En el ámbito político, el viceministro de Minas, Henry Luna, ha señalado que la cartera de inversión actual está programada para iniciar en 2027, aunque algunos proyectos podrían adelantarse. Esto sería una buena noticia, pero es crucial agilizar los procesos de aprobación de concesiones mineras.
Luna propone establecer diálogos directos con los CEO de las principales empresas impulsoras de proyectos mineros, con el claro objetivo de acelerar iniciativas que, hasta ahora, han languidecido sin una fecha definida para su inicio. El epicentro de esta ambiciosa transformación estará en el Ministerio de Energía y Minas (Minem) y la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).
No obstante, la minería enfrenta un desafío significativo: la delincuencia. En menos de tres meses, minera Poderosa se encuentra nuevamente confrontando a criminales que derribaron una torre de alta tensión en sus instalaciones en Pataz (La Libertad), sumándose a una serie de ataques perpetrados por mineros ilegales a lo largo de tres años. Este episodio subraya la necesidad urgente de abordar las complejidades de seguridad en el sector minero.
Este panorama diverso del sector minero refleja una realidad compleja donde los éxitos resonantes conviven con desafíos persistentes. La búsqueda de soluciones demanda estrategias robustas y, sobre todo, una colaboración estrecha entre el gobierno y las empresas. En este escenario, la fortaleza del sector minero se moldea no solo en sus logros, sino en la resiliencia demostrada frente a las pruebas continuas que presenta su entorno operativo.
Por Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingeniero de Minas del Perú