El exviceministro de Minas habla fuerte sobre lo que más sabe: la minería, el Ministerio de Energía y Minas y su natal Puno.
Se prevé un efecto rebote, pero no hay crecimiento.
Efectivamente. Hemos hecho bastantes análisis respecto al Plan Unidos, y realmente el plan no conduce a nada. Más se preocupa en el gasto público. Pero las actividades que mueven la aguja del crecimiento son las de producción, especialmente minería, energía, hidrocarburos, pesca, agricultura y comercio. Ha habido un estancamiento y finalmente una recesión por la inestabilidad política, la incertidumbre y la inseguridad ciudadana. También por El Niño. Estamos tomados por la delincuencia y la minería ilegal. No hay Estado, no hay orden. Todos eso hace que los inversionistas no se decidan por venir al Perú.
Un círculo vicioso…
Si no hay seguridad política, física y jurídica, el país no da confianza. Por lo tanto, no hay inversión ni empleo, sube la delincuencia y otros males. ¿Es tan difícil entender? El primer ministro decía que este año habrá rebote de la economía. Pero en ningún punto aborda estas actividades. El gobierno está apostando por el fracaso, por el incumplimiento de la ley y por la mayor corrupción, porque inclusive ha aumentado un 12% el presupuesto, cuando tenemos un país en crisis que no crece. ¿Cómo darle más plata a un Estado que gasta mal? Un 15% se va a la corrupción. Para que la economía rebote, mínimo se necesitan reformas estructurales. No hay esa voluntad, ese cambio de timón que necesitan las políticas públicas para que este 2024 sea mejor.
El primer ministro ha dicho que 2024 será el año de las inversiones mineras. ¿Hay cómo sustentar esa promesa?
Pura palabrería. En Perumin 36 ofreció la Ventanilla Única Digital. La voluntad existe, pero tienen que tener un Ministerio de Energía y Minas muy potente que conozca el tema. No lo tiene. Tiene que tener un gabinete de lujo, muy meritocrático. No lo tiene. Las inversiones mineras no van a venir porque el premier las anuncie, sino por hechos concretos. Se necesita un shock de confianza. Pero no hay ese shock por la institucionalidad que no se recupera, por la inestabilidad y porque lo que se dice no se hace. La minería es el principal motor del crecimiento económico. Este 2023 ha sacado la cara. Si se le da un impulso, la minería puede aportar 1.5% al crecimiento. Y los otros países se están organizando con mucha fuerza, como Chile y el Congo. En 2023 produjimos 2.7 millones de toneladas de cobre. Pero este 2024 el Congo nos puede pasar…
¿Desde cuándo no hay proyectos mineros?
Después de Quellaveco no tenemos un proyecto que nos dé 100, 200 o 300 mil toneladas de cobre. Y los permisos toman 10 años o más. El proyecto emblemático es Tía María, que tiene todo. De acá a tres años aportaría 120 mil toneladas. Tenemos Zafranal, en proceso de impacto ambiental. Y Yanacocha Sulfuros, que tiene todo, pero que se fue por la inestabilidad política. Iba a invertir US$2,500 millones y aportar más de 200 mil toneladas. Y la Integración Coroccohuayco-Antapaccay. El gobierno debería destrabar Chalcobamba, que es la segunda unidad, mucho más rica que Ferrobamba. Ahí Las Bambas alcanzaría su capacidad de producción de más de 400 mil toneladas. Y Reposición Antamina también, con una inversión de US$2 mil millones. Si sumas todo eso, tranquilamente tienes 500 mil toneladas adicionales.
Preocupa lo de Pataz…
El desorden se apodera del país. Con la economía en caída y el oro a buen precio, es una tentación. No funcionó la formalización. Entran las bandas delincuenciales. Y algunos que se están formalizando también son afectados. Sobre el Decreto Legislativo 1607, se dijo ‘vamos a dar 90 días y, si no se formalizan, vuelven a ser ilegales’. Supongo que han hecho un estudio. Si es muy rápido, puede traer más violencia. El Reinfo (Registro Integral de Formalización Minera) no ha sido muy profesional. Fue para salir del paso y saltarse la ley. Trajo más informalidad.
Se anuncia una marcha el 9 de enero en Puno, a un año de las revueltas.
Ha sido muy traumático. Las revueltas tuvieron motivación política. En Puno casi un 90% votó por Castillo, pero el pueblo no se dio cuenta de por quién votaba. Un personaje limitado, con malas artes. Un delincuente que no iba a traer progreso. Tenía los días contados. Pero sembró polarización y odio. Y muchos han creído que él los representaba. Los puneños somos muy emprendedores. Habría que educar al pueblo. Hay mucha desinformación. No queremos más sangre. Necesitamos las PTAR (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales). Puno exporta trucha, estaño, camélidos, litio, uranio, quinua. Una región espectacular. Y los partidos políticos, sarta de inútiles, no han sabido vender la mejor propuesta. Hay un franco deterioro económico. Podríamos estar creciendo 4%. Se viene la Fiesta de la Candelaria, irá mucha gente y traerá dinero. La presidenta tampoco ha sido muy inteligente para ganarse a Puno. Ni ha tenido la valentía para pedir perdón.
¿Qué cambios sugiere?
La gente que está en el gobierno ya no responde a las expectativas de crecimiento. Se necesita un gabinete meritocrático. Solo cuatro ministerios generan la plata. Los otros 15 son gastos necesarios, pero muchos gastan mal. Energía y Minas necesita un refresco, alguien que sepa de minas y cuellos de botella. No se trata de rebajar los estándares, sino de agilizar. Y este Congreso impresentable. El viraje a la izquierda desde Humala ha destruido el Estado. Teníamos crecimiento de 6%, 7% y 8%. Ahora hay más control, más regulación, pero no más inversiones. El Estado creció 71% con Humala. Eso prácticamente destruyó el país. De ahí en adelante, con PPK, Sagasti y Vizcarra, llegamos a tocar fondo con Castillo. Y con Boluarte no pasa nada.
Fuente: Peru.21